reencuentros
Casi cuatro años de silencio y ayer, por primera vez en todo este tiempo, volví a sentarme frente a él.
No había cambiado. Y su reacción fue buena. La rara era yo. Tenía miedo. Después de tanto tiempo temía mi reacción ante él.
Él siempre ha estado allí. Pero la que lo ignoraba, la que pasaba a su lado y parecía no verlo era yo.
Él siempre ha estado allí. Pero la que se marchó fui yo.
Ahora he vuelto. Y, como con otras rutinas que tenía antes de ir a estudiar a Barcelona, he dado el paso.
Y fue ayer.
Aparté el taburete, me senté y lentamente descubrí las teclas del piano.
Cuatro años de silencio es mucho tiempo... y él se ha encargado de recordármelo.
No había cambiado. Y su reacción fue buena. La rara era yo. Tenía miedo. Después de tanto tiempo temía mi reacción ante él.
Él siempre ha estado allí. Pero la que lo ignoraba, la que pasaba a su lado y parecía no verlo era yo.
Él siempre ha estado allí. Pero la que se marchó fui yo.
Ahora he vuelto. Y, como con otras rutinas que tenía antes de ir a estudiar a Barcelona, he dado el paso.
Y fue ayer.
Aparté el taburete, me senté y lentamente descubrí las teclas del piano.
Cuatro años de silencio es mucho tiempo... y él se ha encargado de recordármelo.
2 comentarios
holly -
manu -
Por cierto, gran Moulin Rouge!